jueves, 3 de agosto de 2017

Esto de ponerle voz a la memoria...

Entre 1995 y 2001 Roberto von Sprecher y yo, María Rosa Di Santo, investigamos los consumos culturales en la ciudad de La Rioja en el marco de un programa nacional aplicado a las Universidades que promovía la formación de equipos para instar a los docentes a investigar.
Para entonces, 1995, la Universidad Nacional de La Rioja venía de ser nacionalizada y de abrir la Licenciatura en Comunicación Social.
Aquel proyecto nuestro tuvo varias etapas y duró hasta que pudimos sostenerlo (y sostenernos en la propia UNLaR) y aún más, de forma tal que el campo completo sirvió de base para las tesis de doctorado de Roberto y de maestría mía.
El primer tramo consistió en intentar reconstruir La Rioja desde los consumos a partir de la memoria de los protagonistas, que dividimos en dos grupos: 
-el integrado por personas que actuaron, con nombre y apellido, como informantes clave por su conocimiento de esta sociedad y por su reflexión constante sobre ella, por un lado; 
-y el segundo grupo, al que fueron convocadas otras seis personas, anónimas, a quienes les pedimos que nos cuenten su vida desde niños en relación con la ciudad y siguiendo la línea de sus consumos. 
Por supuesto, para reconstruir aquel marco contextual siguiendo una línea histórica desde las primeras décadas del siglo XX hasta mediados de los 90, consultamos y triangulamos una multiplicidad de fuentes secundarias, desde estadísticas hasta libros de ficción.
Pero lo que en este blog me interesa en particular es compartir los testimonios de aquellos dos primeros grupos de colaboradores desinteresados, de alto valor dado que hablan, describen, analizan e intentan explicar a La Rioja desde la propia vivencia, sorprendiéndose a veces de sus propias palabras. 
Aunque nuestro trabajo de investigación – dirigido por Roberto – se siguió desarrollando mediante entrevistas grupales a diez familias, y luego se completó, en mi caso, con un campo específico de jóvenes de entre 12 y 18 años, estos casos no está previsto incluirlos.
Lo que, en consecuencia, el lector podrá encontrar en este blog - cuando esté terminado - es justamente aquellos dos primeros grupos de testimonios surgidos de entrevistas que respondían a un temario abierto, a uno o varios encuentros de horas compartidas y grabadas en registro sonoro, que en ciertos casos ya se han perdido. 
En buena medida las características de la sociedad riojana y su tamaño – bien dicen aquí todavía que “nos conocemos todos” – hizo que su edición omitiera sobre todo algunos nombres propios, para evitar que nuestros informantes claves o sus descendientes pudieran tener algún tipo de problema, y respecto de los entrevistados anónimos se variaron nombres, localizaciones o alguna otra referencia que resultare potencialmente controversial incluso siendo anónimos. 
Sin embargo, en ningún caso la edición alteró el sentido de lo que en su momento dijeron. Salvo por haber excluido repeticiones y algunas dudas típicas de los actos de habla, también se respetó como corresponde la calidad oral de los relatos.
Agradezco en particular a Irma Samosiuk la colaboración en la edición y el análisis de casi todo el corpus de 6 personas de entre 60 y 80 años – en la década del 90 – que, distribuidas por sexo, se prestaron a nuestra indagación en aquella época desde el anonimato. 

Como sabemos, ningún testimonio tiene pretensión de verdad, salvo subjetiva. Lo interesante es que el hablante tiende a objetivar su propio relato y ‘mira’ el pasado desde el presente, haciéndolo a su vez presente.

Reiteramos el agradecimiento, aunque muchos ya no puedan leer esto, por la confianza que oportunamente depositaron en el trabajo y en el equipo que les permitió hablar con la libertad y generosidad que lo hicieron.

OBSERVACIÓN: Por ahora sólo se incluye el primer grupo, integrado por nuestros informantes clave: el Dr. Ricardo Mercado Luna, el Prof. Arturo Ortíz Sosa, el periodista Carlos Olmos Avila, Don Coco Nota Francisco y el historiador Miguel Bravo Tedín. En breve subiré el segundo.